Hace tres semanas durante la sesión con mi Señor a petición mía, mi Señor me sometió usando la fuerza, era algo que hacía tiempo que me apetecía; pero que me daba un poco de miedo pedir porque temía cómo pudiera reaccionar; pero a medida que hemos avanzado con las sesiones de aprendizaje me he sentido más segura y capaz de tener una sesión así.
He de reconocer que la experiencia la disfruté mucho porque además esos días estaba un poco rebelde por lo que el hecho de resistirme y de que mi Señor tuviera que usar la fuerza para que hiciera todo lo que el quisiera se excitó mucho más y me permitió ver otro lado de mi Señor que admito que me gustó y espero poder ver más veces.
Habíamos quedado como cada jueves para cenar; pero esta vez la cena tuvo que esperar un poco, porque casi nada más llegar mi Señor me puso contra la pared y empezó a acariciarme, mientras me tenía sujeta por el cuello, reconozco que me encanta que me tenga inmovilizada de esa manera, cuanto más intentaba resistirme o alejarme de mi Señor más usaba la fuerza y eso me encantaba y me calentaba de una manera que no me había imaginado que pudiera ser posible en una situación así; pero ahí estaba sacando mi parte rebelde y mi Señor usando la fuerza para que me sometiera a su voluntad y lo estaba disfrutando muchísimo.
Luego me llevó a la habitación y me desnudó dejándome sólo con la ropa interior, aunque no me duraría mucho puesta... recuerdo que cada orden que me daba la desobedecía y mi Señor me agarraba del cuello y me tapaba la boca y la nariz para que no pudiera respirar y me decía que tenía que hacer lo que me decía y si asentía me dejaba libre otra vez; pero una parte de mi disfrutaba tanto resistiéndome a hacer lo que mi Señor quería que en cuanto se descuidaba ya volvía a las mías y tenía que volver a hacerme lo mismo.
Tuvo que obligarme a que le chupara la polla; pero a pesar de que eso era a lo que más le tenía miedo porque reconozco que me sentía cómoda cuando lo hacía por mi misma o cuando mi Señor me agarraba la cabeza; pero tal y cómo fue ese día, más bestia sin que yo pudiera hacer nada para que no pasara, pues me asustaba un poco; pero me gustó la experiencia y la disfruté tanto o más que cuando lo hacía yo sola, aunque la primera vez que me lo hizo digamos que no puse demasiado interés y tuvo que agarrarme y decirme que hiciera como que me gustaba y tuve que asentir con la cabeza para que me soltara y pudiera respirar, y sí, luego si le puse interés y disfruté.
Luego me folló el coño; pero no como siempre sino siendo más bestia de lo que normalmente era, llevándome al límite y teniendo unos orgasmos muy intensos y placenteros. Después de eso no creía que me quedaran ganas de resistirme; pero cuando mi Señor quería ir a hacer la cena, mi Señor me dijo que poco había faltado para destrozarme el conjunto de ropa interior que llevaba y no recuerdo muy bien que le contesté; pero lo que le dije causó el efecto que pretendía, la cena esperó un poco más y mi Señor me llamó Eclipse dos veces pero no obedecí y tuvo que ir a buscarme y llevarme por la fuerza a la habitación, como consecuencia de lo que había hecho esta vez mi tanga acabó destrozado y mi Señor lo usó al rededor de mi cuello para controlarme, me encantó que hiciera eso, ver la reacción de mi Señor las ganas que tenía de usar la fuerza para que me sometiera... todo hizo que se me empapara el coño y quisiera que me follara por la fuerza...
Cuando me obligó a colocarme sobre él y empalarme con su polla, una parte de mí quería resistirse pero otra no; al final obedecí sin rechistar y mi Señor empezó a follarme, a ser de nuevo más bestia que de costumbre y disfruté muchísimo; pero llegó un momento que entre lo que estaba experimentando y mis emociones mi cuerpo sólo supo manifestarlo llorando... pero no lloraba porque estuviera pasándolo mal o porque me sintiera mal... aunque una vocecita en mi cabeza me decía cómo podía permitir que mi Señor me estuviera haciendo algo así, que estaba bien que yo entregara mi voluntad a mi Señor porque así lo deseaba; pero de esta manera?... de esta manera no estaba bien y aún por encima disfrutándolo... pero era lo que quería y deseaba en ese momento y no me arrepentía de nada de lo que había pasado en esa sesión, porque había disfrutado de cada momento y de cada nueva sensación que había experimentado al ser sometida por mi Señor de esa manera...
Sólo puedo darle las gracias a mi Señor por haberme hecho disfrutar de esa experiencia y de haber accedido a los deseos de su pequeña sub aprendiz... como siempre ha sido un placer servirle mi Señor y haberle hecho disfrutar...
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